Telar de pasamanería con máquinas Jacquard 

Roles de género

División sexual del trabajo

Género y clase social

En el siglo XIX se consolidó la asociación de la costura con la feminidad: la mujer ideal, el ángel del hogar, debía saber coser, no para dedicarse a ello profesionalmente, sino como mera “labor femenina”, una labor silenciosa, sumisa y repetitiva. No obstante, la costura y otros trabajos relacionados con el sector textil no solo formaron parte de ese ideal de feminidad como mera “labor” o entretenimiento femenino, sino que también fueron una forma de sustento económico, un oficio, para muchas mujeres provenientes de clases sociales más bajas. Talleres textiles como el de “Pasamanería valenciana” de Manuel Hurtado contrataron a numerosas mujeres que se distribuían las tareas con sus compañeros varones. Las mujeres solteras solían trabajar a jornada completa, mientras que las casadas trabajaron, por lo general, a domicilio desde sus casas. El sueldo de estas mujeres fue fundamental para la subsistencia económica de sus familias, que no podían mantenerse exclusivamente con el salario del marido.

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