Piezas de L’ETNO. Museu Valencià d’Etnologia

Telar de pasamanería con máquinas Jacquard
Roles de género
División sexual del trabajo
Género y clase social
En el siglo XIX se consolidó la asociación de la costura con la feminidad: la mujer ideal, el ángel del hogar, debía saber coser, no para dedicarse a ello profesionalmente, sino como mera “labor femenina”, una labor silenciosa, sumisa y repetitiva. No obstante, la costura y otros trabajos relacionados con el sector textil no solo formaron parte de ese ideal de feminidad como mera “labor” o entretenimiento femenino, sino que también fueron una forma de sustento económico, un oficio, para muchas mujeres provenientes de clases sociales más bajas. Talleres textiles como el de “Pasamanería valenciana” de Manuel Hurtado contrataron a numerosas mujeres que se distribuían las tareas con sus compañeros varones. Las mujeres solteras solían trabajar a jornada completa, mientras que las casadas trabajaron, por lo general, a domicilio desde sus casas. El sueldo de estas mujeres fue fundamental para la subsistencia económica de sus familias, que no podían mantenerse exclusivamente con el salario del marido.
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Aixada de Ganxo (Azada de gancho)
División sexual del trabajo
Género y clase social
Estereotipos de género: Hombre cazador / mujer recolectora
En los ámbitos rurales, el trabajo se solía organizar en unidades familiares de producción, en las que aportaban su grano de arena todos los miembros de la familia. Sin embargo, generalmente solo se registraba como trabajador al padre de familia y a los hijos varones, quedando así excluido el sexo femenino en los datos oficiales.El ganxo que destacamos en la relectura era utilizado por hombres que arrancaban tubérculos como la patata o el moniato de la tierra, para que posteriormente grupos de mujeres recogieran el producto. A pesar de que seguimos considerando el trabajo agrario como eminentemente masculino, tanto el ganxo como las fotografías y los demás objetos distribuidos alrededor de la sala nos hablan del trabajo en el campo como una actividad llevada a cabo tanto por hombres como por mujeres.

Plancha de ropa
División sexual del trabajo
Género y clase social
Estereotipos de género: Público/doméstico
Las vitrinas que tenemos ante nosotros nos muestran herramientas básicas para el trabajo doméstico como la plancha, que hasta mediados de los años cincuenta eran de hierro fundido y se calentaban en la chapa superior de las cocinas. Tradicionalmente las mujeres se han venido haciendo cargo de todas aquellas tareas que atenían al mantenimiento de la casa y al cuidado de sus habitantes, aunque no todas de la misma manera: las que se lo podían permitir se encargaban de coordinar a las empeladas del hogar que tenían a su servicio; el resto como mínimo se ocupaban de las tareas domésticas en su propia casa, pero en muchas ocasiones también en casas ajenas, en las de aquellas más afortunadas que las podían contratar.

Televisor Emerson
Identidad de género
Género e historia
Roles de género
La televisión, como el resto de medios de masas de la segunda mitad del siglo XX, fue un arma de la dictadura franquista para moldear la opinión pública y el modo de vida de la ciudadanía. Generalmente, la programación televisiva buscaba el entretenimiento y la banalización, pero entre sus concursos, magazines y series penetraba la estereotipación de los roles de género y, aunque mucho menos explícitamente, también se colaban sexualidades y géneros que se consideraron delito hasta 1979. Los estereotipos de género aceptados por la moral católica y franquista, el ideal de hombre y el ideal de mujer, se mostraba de forma evidente a través de la publicidad, como es el caso del conocido anuncio de la aspiradora Ruton y su pegadiza canción “Salvada con Ruton”, pero también en programas como el que fue el primer reality show de la televisión española, “Reina por un día”, que satisfacía los sueños estereotipados de confort de las mujeres españolas del momento. Por otro lado, la homosexualidad, la bisexualidad y los géneros ajenos al modelo de hombre y mujer tradicionales, completamente inauditos para el régimen franquista, se reflejaban en la televisión solamente a través de situaciones ambiguas y que quedaban fuera del relato principal.

Navaja de afeitar con caja
Género y ciclo vital: Matrimonio
Familia y parentesco
Roles de género
Hasta bien entrado el siglo XX, la navaja era un objeto de aseo que servía, entre otras cosas, para acudir bien afeitados a los bailes que tenían lugar en la plaza del pueblo. En esos bailes encontrábamos un sinfín de parejas bailando pero también un buen número de solteros, los “incasables” del pueblo, que tradicionalmente habían sido los segundones, ya que las familias preferían casar a sus hijas con los primogénitos, que eran los que heredaban las tierras de sus padres.
Sin embargo, el éxodo rural a lo largo del siglo XX fue revertiendo esta situación: los hijos menores partían a ciudades cercanas a buscar trabajo, por lo que las mujeres empezaron a preferir casarse con ellos, que les podían ofrecer mejor calidad de vida en la ciudad. Consecuentemente, el primogénito, atado a sus tierras, dejó de ser codiciado por la sociedad y, con ello, el grueso de ese grupo de “incasables”, los solteros, pasó a estar conformado por primogénitos, a diferencia de lo que ocurría en décadas anteriores. Todo ello conllevó la ruptura, desde 1914 y especialmente a partir de los años cincuenta, de un modelo matrimonial que llevaba siglos funcionando en el mundo occidental.

Seat 600 D
Género y espacio
Roles de género
Estereotipos de género
El SEAT 600 es uno de los elementos que permanecen en el imaginario colectivo de diversas generaciones de españolas y españoles, todo un símbolo de modernidad, progreso y prestigio social, uno de los objetos de deseo más preciados de la sociedad de consumo de la España de finales de los años 50 y 60 del siglo pasado. Recordado todavía con afecto en la actualidad, fue uno de los emblemas de las transformaciones económicas y sociales de la España de esa época, transformaciones que no alcanzaron a hombres y mujeres por igual. Estas, aunque fueron conquistando paulatinamente espacios que les habían estado vetados hasta ese momento, continuaban en una posición subordinada tanto económica como social y jurídicamente hablando. Un breve análisis de la publicidad relativa al SEAT 600 es buena prueba de ello.

Corsé
Género y cuerpo
Género y sexualidad
Género e indumentaria
El corsé, utilizado en Europa desde el siglo XVI con diferentes modalidades (cors, cotilla, etc), tenía como función estilizar y moldear la figura femenina, siendo también utilizado en ocasiones por los hombres. Sin embargo, su uso tenía unas consecuencias fatales para el cuerpo de las mujeres: les cambiaba la disposición de los órganos internos y les producía numerosos trastornos, como la reducción de la capacidad pulmonar o la atrofia muscular. En las primeras décadas del siglo XX, las mujeres se fueron desprendiendo del corsé, pero éste ha continuado estando hasta nuestros días vinculado a la feminidad y, más concretamente, a la sexualidad, ya que las chicas pin-up de los años cincuenta o celebrities como Lady Gaga en las últimas décadas han consolidado la pieza como fetiche y como objeto sexualizado.

Revista Blanco y Negro
Roles de género
Identidad de género
Género e historia
Frente al ideal de mujer doméstica, a principios del siglo XX surgió un nuevo tipo de mujer que fue denominada garçonne en Francia, flapper en Inglaterra y machietta en Italia. La garçonne era una mujer que no permanecía encerrada en el hogar, pasiva, sino que ocupaba los espacios públicos, frecuentaba cafés y fumaba cigarrillos. Asimismo, las mujeres “modernas” se sumaron a la nueva moda del deporte, “masculinizaron” su indumentaria con prendas más holgadas y dejaron de lucir tocados imposibles para cortarse el pelo “a lo garçonne”. Revistas ilustradas como Blanco y Negro, La Esfera, Nuevo Mundo, La Semana Gráfica de Valencia o la revista deportiva Aire Libre plasmaban en sus portadas a esa mujer moderna, aunque ésta era, no obstante, un ideal de mujer al que solo podían acceder mujeres procedentes de un entorno urbano y de clase social alta o media.

Cartilla del Servicio Social
Género e historia
Roles de género
El Servicio Social era una especie de “mili” femenina, organizada y gestionada desde la Sección Femenina de la Falange, que era obligatoria salvo para las mujeres casadas, viudas, monjas y jóvenes con ocho hermanos solteros. El certificado de superación del Servicio, firmado y sellado por la Delegación Provincial correspondiente, era indispensable para conseguir empleos en la administración pública, el pasaporte, el carné de conducir y cualquier tipo de diploma de estudios. Durante la Guerra Civil o, en palabras del narrador del NO-DO (1-1-1965), “en plena cruzada por la libertad”. Tanto el Servicio Militar como el Servicio Social legitimaban los roles que el sistema patriarcal otorgaba a hombres ―fuerza, autoridad― y a mujeres ―sensibilidad, cuidados. El régimen franquista se aseguraba así de que toda la población sirviera a “la Patria y el Estado” ofreciendo sus “mejores aptitudes” mientras, además, consolidaba y Género difundía los estereotipos de género decimonónicos que pretendía reinstaurar tras el breve y difuso paréntesis que supuso la II República en cuanto al ideal de mujer. Enlace a un programa del NO-DO sobre el Servicio Social (1-1-1965).