
Retablo de san Martín, santa Úrsula y san Antón
Estereotipos de género
En la Valencia medieval era habitual que las familias de posición social y económica desahogada tuvieran capillas funerarias para las que encargaban retablos y otros objetos artísticos, no sólo para honrar y llevar a cabo ceremonias en recuerdo de sus antepasados, si no para que sus descendientes adquirieran rango nobiliario. Los retablos se dedicaban al titular de la capilla que solía ser el patrón de quien la encargaba, por ser el de su onomástica (día de su santo), en este caso dedicado a san Martín y santa Úrsula, quien según la leyenda sufrió martirio acompañada por once mil vírgenes. El auge de las leyendas sobre las mártires vírgenes indica cuáles eran los ideales femeninos del momento.